quinta-feira, 18 de outubro de 2007

ORA/PERSEVERANCIA

Muchos, al oír hablar de perseverancia, piensan inmediatamente en la machaconería, en repetir fórmulas y palabras; nunca en esa oración más profunda de encuentro silencioso, iluminador, con la verdad de Dios que nos revela nuestra propia verdad y nos esclarece la situación humana. Es ésta la oración que es indispensable y necesaria, porque es el clima en que nace y madura la fe y la vida.
La oración fortalece la esperanza cristiana, que no podemos confundir con la simple espera de algo que quizá se realice. La esperanza cristiana consiste en la certeza de conseguir algún día en plenitud y para siempre, lo añorado en lo más íntimo y verdadero de nuestro corazón, a pesar de todas las situaciones y contradicciones que hagan difícil mantener esta actitud. Una esperanza que respeta el "tiempo de Dios", pero que lleva a trabajar para adelantarlo.
Si la oración es la forma habitual de alimentar nuestra comunión con Dios y con los hombres, dejar de orar es exponernos a su lejanía, dejar de tener el "sentido de Dios" en los acontecimientos. Si la oración es tan importante para el hombre, ¿nos extrañaremos de la ausencia de Dios y de la radical injusticia en una sociedad que no reza? (...).
FRANCISCO BARTOLOME GONZALEZ

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