quarta-feira, 23 de maio de 2007

Solenidade de Pentecostes

Inspiración del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el fuego de Amor que viene de mi Padre y de Mí. Entra el corazón de todos aquellos que se abren a recibir nuestras bendiciones con sinceridad. El Espíritu Santo se siente en casa en los corazones de los creyentes que guardan los mandamientos de Dios. El Espíritu Santo descendió sobre mí el día de mi Bautismo. Yo prometí que nos les dejaría huérfanos y que les enviaría el Espíritu Santo como el ayudador que les enseñaría todo lo que deberían saber acerca de mi Reino de los Cielos. El descendió sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, en la forma de lenguas de fuego; les iluminó con sabiduría, les inflamó con el amor por mi Palabra y les dio coraje para proclamarla. Ahora, desde Pentecostés, El Espíritu Santo es dado a todos los que creen en mí y son bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El amor es un fuego refinador que purifica y da sabiduría; consuela el alma y la fortalece en la fe en aquellos que le reconocen. Es una llama viviente que se radica en el corazón y debe de ser avivada por la fe y las buenas obras. El Espíritu Santo enciende el fuego del Amor en cada corazón. Se vuelve el maestro y la luz que guía el alma en el camino de la santidad. Santifica con deseos puros de Dios y su Divina Voluntad. La mayoría de la gente en el mundo rechazan el Espíritu Santo porque sus corazones están fijos en las cosas del mundo. Ellos han permitido que el materialismo tome posesión de sus almas y ya no tienen espacio para la santidad. Aquellos que aceptan los regalos santos de Dios, deben darse cuenta de los trucos del adversario que trata de engañarlos para que sucumban al espíritu del mundo. Una vez que ellos rechazan el Espíritu Santo, se vuelven presa fácil para el demonio y de su reino de oscuridad. Abran sus corazones diariamente con deseo por el Espíritu Santo. Dejen que el fuego purificador de mi amor les aumente su fe, esperanza y caridad.

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